Hace más de ocho años, tuve el enorme placer de realizar varios reportajes en la provincia de Manabí y sus playas, un recorrido que empezó desde Pedernales y terminó en Guayaquil, es decir, recorrimos casi todos los 748 km de la “Ruta del Spondylus”, que empieza desde Mataje en la provincia de Esmeraldas.
En ocho años muchas cosas pueden cambiar y más todavía si metemos un terremoto magnitud 7.8 en la escala de Richter en el año 2016 y una pandemia mundial en el año 2020, hechos que definitivamente cambiaron no solo el aspecto sino la vida de los Manabitas y, por lo que se ve, utilizaron el dolor para convertirlo en motor y salir adelante.
Es que la gente manaba tiene un corazón para luchar tan impresionantemente grande que salta a la vista de cualquiera, sino que lo diga Davey Grant, peleador de la UFC que tuvo un inolvidable encuentro con el Choneño Marlon “Chito” Vera y del cual le van a quedar marcas de la “sal prieta” en su rostro para toda su vida.
Bastó que mi pequeño hijo de cinco años me insista por más de 370 días seguidos con las palabras mágicas “papi quiero playa” para que todas las cosas se pongan de acuerdo y podamos ir hasta tierras manabas. Poco importó los más de 470 km que separan la puerta del garage de la casa en Quito hasta la entrada de la hostería en Machalilla en la que nos hospedamos.
Armados de valor, paciencia y muchas gotas para evitar el mareo, bajamos decididos a quemarnos en el sol, usar la piscina y repletarnos de todos los deliciosos ceviches que preparan por allá. En mi cabeza ya estaba previsto ir por Puerto López, bajar a Salango, visitar los Frailes, el museo de Agua Blanca y ver que tanto ha pasado por estos poco mas de ocho años de mi ausencia.
Pero además de todas estos encantos, había mucho por descubrir… si, es que el simple hecho de decir eso, parece redundar pero es así… Manabí tiene un tesoro que a uno que le puede cambiar la vida, o al menos eso me pasó a mi, pude ver un tesoro natural espectacular.
Primera “bajada” a Puerto López
Todo comenzó con la primera “bajada” a Puerto López desde Machalilla para el primer ceviche de pescado del viaje que no pudo tener mejor inicio y que era la premonición de lo que terminaría sucediendo. A las pocas curvas, nos daba la bienvenida el impresionante túnel natural de Algarrobos que entrelazados en sus copas, regalan al visitante y a todo aquel que cruce por entre su abrazo, paz, hermosura, sombra y magia.
Fue una grata sorpresa ver como Puerto López pasó de ser un pueblo con cuatro locales de artesanías hechas con caña guadua a una pequeña ciudad en constante crecimiento, varias tiendas de cadenas importantes nacionales, un movimiento comercial constante, restaurantes, operadoras turísticas al alcance de todo bolsillo, cobachas con batidos de fruta para los pequeños y cocteles para los papás de los niños a lo largo de toda la playa y de fondo, un lindo y atractivo muelle coqueto para hacerse los selfies de rigor para las redes sociales.
En medio de tanta oferta, hubo un cartel que me llamó completamente la atención: Scuba Diving. No tanto por mi conocimiento del inglés, sino por que tengo un amigo que es “Dive Master” es que sabía exactamente lo que significaban esas dos palabras, en ellas estaban contenidos dos grandes extremos en mi vida, en primer lugar, algo que siempre he deseado hacer y por el otro, algo que me causaba fobia, no solo temor. El buceo era una de las grandes cosas pendientes en mi vida y en ese instante, animado en medio de tanta belleza y satisfacciones, algo que debía enfrentar.
Según Luis Lemari, quiteño de nacimiento pero manaba de corazón, este sitio es el mejor lugar para hacer buceo después de Galápagos y bueno, es que después de las Islas Encantadas, está el Mundo entero, si! pero en Ecuador, este lugar es el que gana de largo el segundo puesto y lo comprueban las noticias locales y la gente en la playa que comentaba que un pingüino del, no tan cercano, Archipiélago de Darwin andaba por las costas manabitas perdido. Perdido entre tanta belleza pensaba yo... y era prueba más que suficiente para creerle al Luis que ese lugar algo debía tener de las islas, para que un pingüino se de el esfuerzo y el gusto de pisar tierra firme, a pesar de todos los peligros.
Scuba Diving en Puerto López
Quedamos de vernos esa misma tarde en la Playa de los Ciriales en Machalilla, ahí estaba anclado el pequeño yate que nos llevaría hasta un islote que cumple una función de rompeolas natural y que crea un espacio de mar tranquilo y perfecto para los que no tenemos ni la más mínima experiencia en esto del buceo.
Susan nos iba explicando todo lo que debemos tener en consideración para esta experiencia, además nos dijo que todo iba a empezar con un tiempo de snorkel que nos serviría para acostumbrarnos a esto de respirar únicamente por la boca.
Susan me hace la señal para saber si estoy bien y de que vamos a descender los primeros 2 metros, le respondo con un OK un tanto ansioso y la línea que marca la superficie del mar desaparece de mi horizonte en un segundo y todo se convierte en agua, solo escucho las burbujas, el aire que entra por mi boca y mis pensamientos.
Hay vida! grito pero solo me escucho yo, peces de colores que no tengo la menor idea de a que especie corresponden, corales, erizos, estrellas de mar con líneas de fuego, un pequeño tiburón, peces globo conversando con otro que se parecía a la Dory, una manta raya pequeña salió a saludar mientras la Susan me advertía que ni se me ocurra extenderle la mano… todo con distanciamiento social pienso y sigo maravillado por todo lo que pasa frente a mis ojos, siento que no debo topar nada, como cuando entro a un museo, pero mil veces mejor, acá las cosas no están momificadas, secas o petrificadas sino que hay vida, por millones tanto como los colores que se pueden apreciar.
No importa si nunca lo ha hecho, le acabo de demostrar que tampoco importa si le tiene fobia al mar, vale la pena enfrentar al miedo, vale la pena saltar, vale la pena por que solo mirando, viviendo estas bondades naturales, vamos a pensar más de dos veces, cada vez que pensemos en destruirla.
Distancias a Puerto López
- Desde Quito hasta Puerto López 455 km
- Desde Guayaquil hasta Puerto López 218 km
- Desde Cuenca hasta Puerto López 390 km
- Desde Manta hasta Puerto López 89 km
Hoteles en Puerto López
- Hotel Olivos $35 por noche
- Piedra del Mar $45 por noche
- La Barquita Beach $47 por noche
- Hostal Poseidón $33 por noche
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